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Pasar un fin de semana en un lujoso departamento, arreglar una cita romántica y salir a comer afuera en una casa atendida por sus propios dueños está ahora al alcance de algunas apps. Basta tomarse sólo un tiempo frente a la computadora o el smartphone para reservar alojamiento por Airbnb, congeniar con un chico/a por Happn, Tinder o Kickoff, y pautar una comida por Cookapp. Hasta hace muy poco, también se podía “llamar” un taxi por Easy Taxi, pero ese servicio fue prohibido aquí. Habrá que esperar, entonces, a que llegue Uber.

La preparación del fin de semana puede comenzar por el alquiler de dos noches en un departamento o casa a través de Airbnb, el sistema que conecta a aquellos que requieren alojamiento con los dueños de locaciones que desean alquilar parte o la totalidad de su propiedad. Según se cuenta en su propia página Web, Airbnb fue fundado en agosto de 2008, con sede en San Francisco (California).

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“Es una plataforma online en donde la gente puede publicar, descubrir y reservar alojamientos únicos en todo el mundo, ya sea desde su ordenador, tableta o teléfono móvil. Nuestro modelo de negocio está basado en el consumo colaborativo, lo que permite a las personas rentabilizar sus espacios extras y a la vez proporcionar una experiencia única a viajeros de todo el mundo”, explica Jordi Torres Mallol, director regional para América latina de Airbnb.

Un segundo paso sería conseguir un compañero/a. Para eso hay varias apps a disposición, como Tinder, Happn y Kickoff, todas con sus particularidades, preferencias y ventajas.

Kickoff llegó a la Argentina a fines de septiembre (además está en Brasil, México, Colombia, Perú y Chile). Es parecida a Tinder, aunque más exclusiva: sólo presenta gente que comparte conocidos e intereses en común; busca más la calidad que la cantidad. “Kickoff apunta a quienes no buscan sólo sexo, sino conocer alguien más en serio”, dice Alanna Phelan, una de las creadoras de la aplicación.

 

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En esta app aparecen imágenes de hombres y mujeres. Si se arrastra la foto hacia la derecha, se dice que “sí”, y si se la desplaza hacia la izquierda, se indica que “no”. Si hay coincidencia se habilita un chat. “La propuesta de valor de Kickoff es que relaciona personas que no sólo están cerca en cuanto a kilómetros, sino en grados (2° grado, amigos de amigos, y 3° grado, amigos de amigos de amigos); personas con las que puede haber más cosas y gustos en común que con un total desconocido”, explica Phelan.

Tinder y Happn, en tanto, funcionan con el sistema de poner “me gusta” al marcar corazón y “no me gusta” al presionar sobre una cruz. Si ambas partes eligieron corazón, el sistema se los hace saber y los habilita para comenzar a chatear. Las versiones más usadas son las gratuitas, pero existen también las pagas, en las que, por un servicio premium, se puede mandar un saludo (Happn) o retroceder en la búsqueda de alguien que se dejó pasar (Tinder), entre otras ventajas.

“Lo que ofrece Happn es la posibilidad de encontrar a las personas con las que te has cruzado, que te gustan y que te gustaría volver a encontrar. Utiliza geolocalización y se actualiza en tiempo real: cada vez que te cruzás con otro usuario, su perfil aparece inmediatamente en la app”, detalla Marie Cosnard, directora de Tendencias para Happn.

Una vez encontrada la pareja, llega la hora de organizar la salida. Si lo que se desea es una comida afuera, pero que no sea en un restaurante convencional, se puede apelar a Cookapp, una aplicación que contacta con centenares de casas de anfitriones gustosos de cocinar y recibirlos en sus mesas. “Lo creamos con el objetivo de conectar a la gente a través de la comida”, cuenta Tomás Bermúdez, creador de esta app.

Bermúdez se preguntó en su momento cómo podía ser que existieran aplicaciones para compartir un cuarto con un extraño y no hubiera una para comer acompañado, cuando comer es algo que le gusta a todos y cocinar es algo que apasiona al 30% de la gente. “Es un momento ideal para conocer personas, compartir ideas y comunicarnos -destaca-. Por eso creamos algo donde se puede comer en lo de un desconocido, en un ambiente social y donde la comida puede ser más barata y auténtica que en un restaurante.”

¿Cómo funciona? Es muy fácil, se entra en Cookapp.com, donde aparecen muchas opciones de comidas en casas de chefs, desde $ 140 hasta $ 400. Ahí se elige la comida que más gusta, en un lugar preferido (por ejemplo, con terraza, en el barrio de Belgrano), con una fecha determinada. Después se consigna la cantidad de personas que van a ir y se hace la reserva. Se puede escoger entre mesa privada y mesa compartida, y se puede reservar hasta con 30 minutos de anticipación. “A veces el chef se sienta a comer con vos y te sentís como en tu casa”, subraya Bermúdez.

En tanto, ya no se puede “llamar” un taxi por “etaxi”, puesto que la empresa que la manejaba, Easy Taxi, se fue del país. Lo que ocurrió fue que la aplicación que permitía pedir y trackear taxis desde el celular fue prohibida en la ciudad de Buenos Aires porque, según la ley, sólo se puede levantar pasajeros en las calles. Sin embargo, hay versiones que dicen que llegaría al país Uber, un sistema similar.

Las cosas se han simplificado en los últimos tiempos, en medio de la revolución digital: en la actualidad, para armar un fin de semana “a medida”, sólo hace falta conocer las apps indicadas y, luego de disponerse con la computadora, la tablet o el smartphone, sacarles el jugo lo más posible.

Fuente: La Nación

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Por utilizarlo, los choferes se exponen a multas de hasta 24 mil pesos. Los funcionarios de la Ciudad de Buenos Aires aseguran que la aplicación no cumple con la reglamentación del Código de Tránsito y Transporte, el cual no toma en cuenta la modalidad de contacto mediante Internet, SMS o e-mail.

Desde hace un buen tiempo, el transporte público urbano vive épocas de transformaciones en todo el mundo, y su protagonista excluyente es Uber, el servicio de choferes particulares que mantiene durísimos conflictos con los taxistas de México y París (la compañía ya tuvo que retirarse del mercado francés). Aún sin presencia en la Argentina, las compañías de radiotaxis ya apuntaron sus cañones contra Easy Taxi, una de las dos firmas que permitían tomar un taxi a través de una aplicación móvil.

La semana pasada el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires confirmó que, según la Ley 3622 de Código de Tránsito y Transporte, la única forma de utilizar el servicio de taxis en Buenos Aires es mediante un llamado a una firma de radiotaxis o al detener un vehículo autorizado en la calle. Por ende, Easy Taxi quedó inhabilitada para operar en la ciudad por cinco años.

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Operativo desde hace tres años, el conflicto siempre estuvo presente con Easy Taxi y Safer Taxi, otra de las firmas que tuvieron que asociarse con una empresa de radiollamadas para seguir operando en las calles porteñas. Las autoridades se atienen a la norma, y señalan que las compañías deben contar con una ubicación física para las oficinas, al menos 300 automóviles y respetar la tarifa de seis fichas por cada viaje otorgado. A su vez, dentro de este esquema señalan que no están contemplados los servicios de pedidos de taxi mediante otros medios, tales como Internet, SMS o mensaje de correo electrónico.

Los taxistas que utilizan Easy Taxi pueden ser tanto particulares como parte de una firma de radiotaxis, y la aplicación permite contactar de forma directa con los pasajeros según su ubicación geográfica. A su vez, no cuenta con cargos extra en el viaje realizado.

Las compañías de radiotaxi más conocidas, como son Premium y Alo se sumaron a la tendencia de ofrecer la reserva de vehículos mediante aplicaciones móviles, sin dejar de operar con el tradicional servicio de radiollamadas.

Con más de 6000 choferes registrados, los taxistas que usan Easy Taxi pueden enfrentar multas de hasta 24 mil pesos en caso de utilizarlo. Ante este escenario, la aplicación convocó a los usuarios a registrar su firma en un petitorio gestionado en el sitio Change.org dirigido al jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta y al ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich.

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Está en riesgo su funcionamiento, ya que se está prohibiendo su utilización para los taxistas y pasajeros en la ciudad de Buenos Aires. Los pasajeros no pueden perder su derecho a elegir pedir un taxi con esta aplicación ya que este es el método más fácil y confiable de solicitar taxis a través del celular“, afirma la compañía en el texto publicado en el petitorio, que ya cuenta con casi 10.000 firmas y que también es difundido desde notificaciones de la propia aplicación móvil.

Easy Taxi comenzó como una startup brasileña en San Pablo, y luego se expandió a todo el mundo. Recibió una inversión millonaria de Rocket Internet, un gigante alemán que ya estuvo detrás de diversos emprendimientos tecnológicos, como las tiendas de comercio electrónico Dafiti y Linio.

Fuente: La Nación